El saxofón: Un viaje emocional entre la frustración y la pasión

¿Qué nos pasa con el saxofón?

Frustración, motivación, introspección, exposición y vulnerabilidad.
Sí, todos estos sentimientos –y muchos más– son parte de la experiencia cuando vivimos el saxofón. Porque aunque estas emociones no son exclusivas de quienes tocamos este instrumento, hay algo especial en el vínculo que establecemos con él. Es un contacto tan íntimo que nos deja completamente expuestos.

Una conversación con nosotros mismos

Para muchos, el saxofón es más que una herramienta musical: es una extensión del propio ser. El viaje musical y el viaje interior van de la mano, lo he comprobado muchas veces: el estado emocional se proyecta directamente a través de la campana del instrumento.

Cuando el sonido es frío y metálico, quizás estemos atrapados en la ansiedad de «llegar a algún lado». Pero cuando el sonido es gordo, robusto y cálido, es cuando tocamos para alimentar el alma, aceptando la experiencia tal como es, sin preocuparnos por el resultado.

“El saxofón cobra vida solo cuando, lo llenamos con nuestra energía vital.”

Los AltiBajos: una Reflexión sobre la Comparación y la Exposición

Por supuesto, como todo en la vida, el camino con el saxofón tiene sus momentos de altibajos. Hay altos y bajos, frustraciones, momentos en los que nos cuesta aceptar el proceso, cuando las ansias de alcanzar un objetivo nos agobian. Nos frustramos, y a veces esa frustración es nuestra, pero muchas veces viene de la comparación.
Vemos a nuestros ídolos: Charlie Parker, Ben Webster, John Coltrane. ¿Quién no quisiera tocar como ellos? Pero la realidad es que nunca vimos los momentos de lucha de estos grandes; detrás de cada nota, había desafíos y sombras propias.

Paciencia

Es probable que, en algún momento, nos alejemos del saxofón. Nos gane la desmotivación o el agotamiento, pero el saxofón sigue ahí, esperándonos. Como esa parte nuestra que permanece oculta hasta que volvemos a tener el valor de enfrentarla. Silencioso y paciente, sabe que, en algún momento, nuestra pasión nos llevará de vuelta a él.

Al final, el saxofón es como un reflejo de nosotros mismos: con todas nuestras luces y sombras, con las notas claras y las que aún buscan afinación. A veces nos reta y a veces nos abraza, pero siempre está ahí, recordándonos el poder de la música como una extensión de nuestro ser.

Así que, cuando sientas frustración o cuando la vida se torne silenciosa, recuerda que tu saxofón está esperando para sonar contigo. No importa cuántas veces nos alejemos o cuántos altibajos enfrentemos; el saxofón siempre será esa parte de nosotros que espera pacientemente nuestro regreso, listo para llenar el aire con nuestra voz más auténtica. 🎷

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